sábado, 12 de mayo de 2012

Kalipso el primer dragón (Amethyst parte 2)

Forrapa murió debido a una terrible enfermedad; Por eso el Amo Negro quedó al mando y se dirigió hacia Limba, el actual Dámbil, para buscar el corazón perdido.

            Tras varios días caminando se encontraba a los pies de una gran colina, conocida como “El Volcán de la Muerte”. Empezó a escalarla; De sus manos manaban grandes gotas de sangre, producidas por las enormes y punzantes piedras. Estaba exhausto, agotado; las continuas muecas de dolor reflejaban en su rostro el terrible cansancio. De repente una gran ola de calor le azotó la cara y acto seguido comenzó a sudar compulsiva mente. Un gran seísmo se produjo bajo sus pies y cayó al suelo golpeándose fuertemente la cabeza con una aparatosa roca y quedando posteriormente inconsciente durante varias horas.

Al despertar se sentía abatido, derrotado...

            Había descubierto que en realidad se encontraba en un volcán a punto de entrar en erupción. Estaba tan absorto que no apreció esto último. Por eso se puso en pié y prosiguió con su búsqueda; aunque era algo inviable. Su coraza comenzaba a calentarse por momentos; ya que se estaba acercando a la boca del volcán. Se detuvo por unos instantes y observó a su alrededor; pudo ver el abismo que tenía a sus pies y notó como el pánico se apoderaba de su cuerpo.


            Siguió escalando y llegó a la cima; estaba llena de matorrales y plantas secas. En el centro de la cima había un gran orificio lleno de la cima había un gran y profundo orificio lleno de lava humeante.  Jálibu se impresionó bastante, justo al lado de este orificio se encontraba un robusto rosal con una sola rosa fresca en su interior. La cogió entre sus ásperas manos cuando, de pronto, la rosa desapareció sin más y en su lugar apareció el corazón de “Amethyst”. Cuyo significado era “La Piedra Preciosa”.

            Tanto esfuerzo por fin había dado su fruto. Por fin había encontrado el corazón. La lava del volcán comenzó a salir del cráter y Gormul bajó rápidamente colina abajo con el corazón desbocado. Se dirigió hasta un gran acantilado en el pueblo de Wynewood y allí construyó un refugio.

            Ahora Jálibu sólo pensaba en una cosa. Quería tener un súbdito que le obedeciera y que fuera fiel a sus órdenes; ese súbdito se llamaría “Kalipso” y le ayudaría a vencer al pueblo de Dámbil.

Comenzó a investigar y a estudiar los poderes de Amethyst. No averiguó nada.

            Un día se encontraba sentado frente a la hoguera leyendo un libro titulado  “Los misterios de Amethyst”. Se le ocurrió una cosa; se puso manos a la obra y después de media hora sacó el corazón y vertió una extraña pócima sobre él.

            La pócima estaba hecha con:

Alcohol de romero, que le proporcionaría poder para calmar cualquier dolor producido por heridas, golpes o magulladuras. Tomillo rojo, que le aportarían un excelente oído. Agua de rocío, que junto con los ojos de duende y las uñas de bruja proporcionarían una eficaz visión nocturna.

Pero, en realidad, el ingrediente secreto de esta poción era el ansia de Gormul por destruir Dámbil.

            El corazón se volvió inmensamente brillante y una luz anaranjada salía de su interior. Inmediatamente Jálibu salió fuera de la cabaña y levantó a Amethyst, de repente la tiró bruscamente contra el suelo. Se partió en dos mitades y, de entre una cegadora y espesa nube de humo, apareció una inmunda criatura. Este ser era enorme, de casi unos quince metros. Poseía una fuerte y robusta piel protegida por gruesas y duras escamas. Tenía unas enormes garras con grandes y curvadas uñas. En su lomo había dos delicadas y finas alas doradas. Expulsaba fuego por la boca. Una extraña marca en forma de ojo se encontraba grabada en su rugoso cuello.

            Sólo un verdadero mago sería capar de descifrar aquella señal tan extraña y misteriosa.

Esta criatura sería su súbdito. Posteriormente, a esta nueva raza se la denominó con el nombre de “Dragón”.

Esta es la historia de Kalipso, el primer dragón.

Fin.

 Escrita por: Ana Rodríguez Rusillo y Mónica Juleisy Santos Valencia.

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